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Panorama general

El Grupo Banco Mundial trabaja con clientes de los sectores público y privado para eliminar las desigualdades entre los hombres y las mujeres en todo el mundo, con el objetivo de luchar contra la pobreza e impulsar el crecimiento económico sostenible en sus países clientes. En las últimas dos décadas, se ha reducido la brecha entre hombres y mujeres a nivel mundial, en particular en la educación primaria y la salud. Sin embargo, todavía existen graves disparidades.

Los principales desafíos —desde el cambio climático, la migración forzada y las pandemias hasta la disminución de las inversiones y el aumento en las tasas de pobreza en muchos países en desarrollo— afectan a niños, niñas, hombres y mujeres en forma diferente (a menudo en detrimento de las niñas y las mujeres), debido a leyes y políticas discriminatorias junto con normas sociales y de género que influyen en sus roles y responsabilidades económicas.

Todos los países están trabajando para contener la propagación y el impacto de la COVID-19 (coronavirus). La evidencia que se desprende de brotes similares a la COVID-19 indica que las mujeres y las niñas se ven afectadas de forma particular (i) y, en algunas zonas, enfrentan impactos más negativos que los hombres. De hecho, existe el riesgo de que las brechas de género aumenten durante y después de la pandemia, y de que los avances en materia de capital humano, empoderamiento económico, y participación y capacidad de acción y decisión logrados por las mujeres y las niñas (i) en las últimas décadas se puedan revertir.

Es tiempo de avanzar más aún para garantizar el acceso igualitario y reconocer a las mujeres como agentes del crecimiento, la estabilidad y la sostenibilidad, y para que los hombres trabajen con las mujeres para alcanzar la igualdad de género.

Datos básicos

Cada día, unas 810 mujeres mueren en el mundo por complicaciones relacionadas con el embarazo o el parto. En materia de educación, la matrícula ha aumentado, pero la finalización de los estudios secundarios sigue siendo un desafío tanto para las niñas como para los niños, aunque por razones diferentes.

A nivel mundial, la participación de las mujeres en la fuerza laboral disminuyó del 51 % en 2000 al 48 % en 2019 (i); las mujeres dedican tres veces más tiempo que los hombres a la prestación de cuidados sin remuneración, destinando entre 1 y 5 horas más al día a realizar trabajos no remunerados como tareas domésticas y atención de los niños y otros miembros de la familia. Es probable que estas cifras aumenten durante la COVID-19 debido al cierre de las escuelas, el confinamiento de los ancianos y el aumento de la cantidad de miembros de la familia infectados.

En todos los países, las mujeres enfrentan brechas salariales. Si a lo largo de su vida las mujeres pudiesen obtener los mismos ingresos que los hombres, la riqueza mundial aumentaría en USD 172 billones (i), y la riqueza en términos de capital humano se incrementaría en alrededor de un quinto en todo el mundo.

Los países han efectuado más de 1500 reformas en los últimos 50 años (i) para mejorar la participación económica de las mujeres; sin embargo, las mujeres aún solo gozan de las tres cuartas partes de los derechos legales concedidos a los hombres, según un informe. Este abarca a 190 economías y examina leyes y reglamentaciones que afectan las perspectivas de las mujeres como empresarias y trabajadoras. Sin embargo, numerosas leyes y reglamentaciones siguen impidiendo a las mujeres ingresar a la fuerza de trabajo o poner en marcha una empresa, y esta discriminación puede tener efectos duraderos en la inclusión económica de las mujeres y su participación en la fuerza laboral.

A nivel mundial, las mujeres tienen 9 % menos probabilidades (i) que los hombres de tener una cuenta en una institución financiera o usar servicios de la banca móvil, y la brecha es aún mayor en los países más pobres. Algunas investigaciones indican que los servicios financieros digitales pueden mejorar la participación económica de las mujeres y, por lo tanto, facilitar el desarrollo económico. En comparación con el dinero en efectivo, estos servicios ofrecen varios posibles beneficios para las mujeres, entre ellos un mayor control de las finanzas y menores costos de transacción. Estos beneficios facilitan a las mujeres invertir en negocios, conseguir empleo y gestionar los riesgos financieros. Según estimaciones de la Corporación Financiera Internacional (IFC), las pequeñas y medianas empresas de propiedad de mujeres enfrentan un déficit crediticio de USD 1,5 billones anuales.

La violencia de género afecta a más de una de cada tres mujeres (i) en el transcurso de su vida. La violencia contra las mujeres y las niñas tiene graves efectos no solo en su bienestar, sino también en sus familias a través de generaciones y en la sociedad en su conjunto. Se estima que, en algunos países, este tipo de violencia representa hasta el 3,7 % del producto interno bruto (PIB).

Última actualización: Abr 10, 2020

Recursos adicionales

Contactos en la oficina del país

Washington, D.C.
Amy Adkins